lunes, 31 de octubre de 2011

ARIES : nacidos del 20 de marzo al 20 de abril Procura ser prudente en cuestiones del corazón y escuchar y valorar los consejos de la gente que te qui

Hay situaciones difíciles en la vida de una persona y 'Samsara' fue concebido en un momento muy especial de mi vida. Había tenido dos infartos y tenía mucho miedo a morir. Hasta que, en la mesa de operaciones del hospital, cuando me iban a hacer un cateterismo, decidí relajarme y estar tranquilo. En ese trance, tuve un sueño que tenía que ver con un viaje que me había llevado por Irán, Nepal y La India para meditar, y en el que aparecían imágenes preciosas y fantásticas. Así que, cuando desperté, lo hice rejuvenecido y con numerosos proyectos en la cabeza, entre ellos el de hacer una fundación para ayudar a niños sin recursos.

Este ballet comienza, por eso, con el sonido de una ambulancia que llega a un hospital y, mientras los médicos se preparan, se suceden impactantes imágenes que sirven de interrogantes a cuestiones como la pervivencia del hambre o la agresividad... Se ven mujeres lapidadas, las Torres Gemelas... y, detrás de estas impresiones, detrás de la gasa donde se proyectan, surgen unos bailarines vestidos de blanco haciendo tai-chi que invitan al espectador a entrar en trance en ese sueño que desemboca en una calma total, con los monjes del Himalaya y las personas que se bañan en el Ganges como fondo. Así empieza el ballet.

La música es fundamental, porque nos traslada a la India, al Turkistán, a Japón, a China, a Irán... Hay tres cantantes maravillosas, tres mujeres con unas voces increíbles, que consiguen que la gente se levante del teatro. Hemos llevado el espectáculo a El Cairo y ningún día de los seis que estuvimos allí se quedó una sola entrada sin vender, a pesar de que hay alusiones a la homosexualidad, a la dictadura, a la opresión de las mujeres... La clave, quizá, está en la música. Luego nos fuimos a Alejandría y nos encontramos con gente que iba desde El Cairo. Y después viajamos a Colombia y el teatro casi se cae abajo por los aplausos.

Hay un mensaje de paz y amor universal en este espectáculo que, evidentemente, tiene un lado místico y espiritual que llega a todo el mundo y que deja al público en muy buen estado. Además, los bailarines ofrecen a los espectadores una rosa blanca.

La danza es un lenguaje universal, no necesita palabras y te permite dejarte llevar por lo que estás viendo. Cosas así reconfortan el espíritu, sobre todo si tienes unos bailarines maravillosos y una compañía que no tiene que envidiar nada a ninguna otra. Es fantástico poder llevar nuestra cultura a todos los rincones del mundo.

A partir de 'Samsara', todo fue diferente en mi vida. Había estado, después de varios ataques al corazón, en una pura lucha conmigo mismo. El miedo y la ansiedad me provocaban anginas de pecho y, a raíz de quedarme tranquilo, ningún episodio crítico de salud volvió a suceder. Así que tengo que agradecer mucho a la vida.

En 'Samsara' se proyectan una serie de frases de la filosofía oriental que tienen que ver con el paso del tiempo. Hay que disfrutar de la sencillez del presente, porque la vida es muy corta. Eso es lo que he aprendido.

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